Carta 6: Cuando llueve y sabe a poco

 In cartas

Querida Graciela:

En esta isla una se asfixia fácilmente y los ánimos de alrededor se van cargando en los meses de verano. Cuando el resto del país está de vacaciones, aquí nos agarramos los machos. ¡Qué bien nos sentaron esas tres gotitas de lluvia cuando el calor era tan denso que aplastaba! Qué rico el olor a tierra mojada y el agua sobre la piel. Cómo refresca, cómo alimenta.

Y es que el agua es un bien cada vez más escaso. Mientras se llenen los estantes del supermercado y salga líquido transparente por el grifo de la ducha, es difícil pensar en el deshielo de los árticos, la contaminación de ríos y lagos y el efecto invernadero.

El agua, imprescindible para el primer puesto en la cadena alimenticia: Las plantas. Y más concretamente las tuyas, las que tienes en casa. Sí sí, esas que siguen vivas a pesar de tus maltratos. Son unas campeonas.

Es casi hilarante que entre tus ingenios, hayas pensado en hacer regadores para las plantas. Quizás estos regadores te ayuden a resarcirte de tus malos hábitos con el riego. Por cada persona que use uno de tus regadores, tu conciencia estará más limpia.

Amiga, no tienes el espíritu del capitán planeta, que se monta a las espaldas un gran ideal y va en busca de los malos. Tú siempre has pensado que con pequeños cambios desde tu burbuja de confort, se pueden conseguir cambios más allá de donde tú vista alcanza. Creencia que consuela…

Siempre tuya,
Pequeña Gracia.

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